VALOR DE TENER VALORES EN EL TRABAJO

Valor de practicar los valores en el trabajo.

En el año 2005 lo recuerdo aún con gusto pero con una alta dosis de nostalgia militaba en las filas de una compañía norteamericana.
Siendo encargado del área de RH de la compañía me día a la tarea de organizar un encuentro de ejecutivos de RH de los distintos sites (unidades de negocio) de la compañía y la sede sería un bonito hotel de la ciudad norte
ña donde yo vivía.
Recuerdo perfecto que la bienvenida fue un curso sobre “valores en el trabajo”. Nunca olvidaré esa conferencia que nos impartieron, una facilitadora extraordinaria, nos impactó a a todos por el profesionalismo y vehemencia con la que desarrolló su exposición; todos los que asistimos ese día salimos del aula con el cerebro renovado y el alma dispuesta a poner en práctica todos los principios que esta dama nos había compartido. Su habilidad como expositora era de llamar la atención, verdaderamente lograba captar no solo la atención sino el corazón de los que estábamos presentes. Sus palabras por lo menos para mí, eran como un limpiador a base de oxígeno con la poderosa cualidad de eliminar hasta los más arraigados despojos de la herrumbre de mi corazón de ejecutivo, una especie de bálsamo sanador que refrescaba las heridas adquiridas durante tantos años en el campo de batalla de mi profesión.
Escribo este recuerdo en el año 2012 han pasado algunos desde que esa excelente conferencia remojó mi reseca existencia de especialista en RH.
Hace unos días, hablé con algunas de las personas que estuvimos presentes aquél día. Fue un placer saludarles y no pude evitar el recordar aquellas experiencias vividas; entre risas y recuerdos nos acordábamos de las cosas que teníamos que hacer para solucionar los problemas del día a día en aquella extraordinaria empresa; pero como si una línea dividiera las sonrisas telefónicas de las expresiones faciales de duda, mi pregunta causó un profundo silencio al otro lado de la línea ¿Te acuerdas de aquella conferencia que organizamos en RH de valores en el trabajo?; silencio… mutis… ¿Cuál conferencia? ¿Cuándo? Después de un rato de desescombro de recuerdos mi interlocutor continuó… ¿De qué se trató exactamente oye, recuérdame jaja porque de plano no me acuerdo? ¡ ahhhhh tienes razón valores en el trabajo! Si de veras ¿ Que nos la impartió una señora que estaba medio loca no?.
Nuestra platica continuó con trivialidades e incluso comentarios pueriles y nos despedimos con un amabilísimo “estamos en contacto”.
Quiero aclarar a quien lea este intento desesperado por hilvanar ideas, que no me autoproclamo como el paladín de los valores en el trabajo ni defensor de las causas imposibles; soy solamente un ser humano al que le ha tocado ser empleado de compañías excelentes y otras no tanto, lo he disfrutado mucho y a veces no tanto, me ha gustado mucho y a veces no me ha gustado nada; pero como soy parte del “mundo ejecutivo” cada vez mas competido y sistematizado; me adherí a la inercia y a ese torrente imparable en el que día a día nadamos todos llamado desarrollo organizacional.
Respeto, disciplina, tolerancia, trabajo en equipo, lealtad, justicia, etc son palabras que encontramos frecuentemente colgadas de paredes excelentemente bien pintadas y enmarcadas en cuadros muy, muy bonitos que por supuesto hacen juego con la decoración corporativa de la empresa.
Lo advierto anticipadamente puedo escucharme cursi e incluso romántico con lo que voy a escribir a continuación, pero deberían las compañías desarrollar sistemas que hagan que los valores se enmarquen en las personas y no en las paredes, que bueno que hay empresas que verdaderamente, genuinamente y humanamente se preocupen por el real bienestar de sus empleados, asociados, colaboradores, socios de negocio, team members o como quiera que la moderna terminología empresarial quiera ponerles; pero debo decir algo que quizá va a doler y puede que hasta resuene por ahí un alarido de desaprobación, pero la mayoría de las empresas no lo hacen, simplemente no lo hacen.
Frases como: “Al final esto es un negocio”, “Si no estás de acuerdo puedes renunciar si gustas”, “Ya dijo el jefe y como ya dijo pues ya que”, “Si no quieres estar aquí la puerta está muy ancha”, “ Si se te hace poco el dinero y mucho el trabajo puedes buscar otras opciones” “Mira al final esta es una empresa y nadie es indispensable hoy estamos mañana quien sabe”, “Son decisiones corporativas ya lo sabes” (sonrisa sardónica del orador esperando la cara de angustia del interlocutor o el gesto de desacuerdo para subir el nivel de energía de la conversación, pero al mismo tiempo rogando al cielo o a quien sea que nunca pero nunca vaya a estar en sus zapatos).
Creo sinceramente que las empresas (no todas claro), se olvidan cada vez mas o lo que es peor cada día más que sus exitosas empresas funcionan gracias a los seres humanos que las operan, porque hay que recordar justamente un pequeño factor, las empresas están formadas por¡ SERES HUMANOS!.
Leyó usted bien, las personas que trabajan para usted señor ejecutivo señor alto directivo, son… ¡taraaaaaaaaaaaa! ¡Seres humanos! Que tal eh?.
Sin seres humanos los programas de aseguramiento de procesos o de certificaciones en materia de calidad, medio ambiente, aseguramiento y perfección de políticas internas, seguridad patrimonial, seguridad industrial, planes de vida y carrera, planes de sucesión, detección de necesidades de capacitación, presupuesto, blindaje informático, ERP’s y cualquier otra cosa que a usted se le ocurra en su empresa esta irremediablemente manejada por seres humanos, por mas automatizada que la empresa sea al final siempre hace falta un ser humano para oprimir el botón de “on” para iniciar el día.
Jorge Bucay un extraordinario autor de nacionalidad argentina y mentalidad universal dice que la persona cuando nace, no nace persona nace ser humano y el caminar por esta vida, los procesos personales que le toca vivir y las decisiones que toma acerca de esos procesos personales son lo que lo convierte en persona.
Por lo tanto las empresas están compuestas por seres humanos que están en medio de un muchas veces durísimo proceso de convertirse en persona, lo cual lo hace aún más imperfecto. (Pero en proceso de mejora, afortunadamente no hay procesos de certificación en donde un auditor te certifique como persona, en una junta de cierre de auditoría).
Hace un tiempo un amigo me pidió una cita en un café para platicar a la que accedí con mucho gusto, al otro lado de la línea pude percibir que algo opacaba su acostumbrado dinamismo y me dejo alguna duda en el pensamiento, cuando nos sentamos en aquel café me platicó con dolor evidente que estaba pasando por la peor situación personal de su vida, su divorcio 12 años de matrimonio habían terminado abruptamente y la tristeza era evidente, escuchándolo con atención me contaba que además de su situación personal su jefe lo había transferido a otro site de la compañía que “debía ser levantado en ventas” (el me explicaba que en la compañía nadie quería ir a ese lugar ya que representaba una especie de exilio laboral en donde era públicamente sabido que el próximo paso era la puerta de salida a la calle, por supuesto con una liquidación negociada debido al sistema de contratación de terceros “outsourcing” que la compañía utilizaba). Haciéndole mención hasta el final de la conversación de una manera “casual” que su rendimiento no estaba siendo como en otros tiempos y que su carrera en la empresa pendía de un hilo.
En un ejercicio de honestidad, mi amigo tomo la decisión de comentar en ese momento que estaba pasando por la dolorosa disolución de su matrimonio pero que su enfoque se restablecería inmediatamente, y su jefe con una sensibilidad incomparable con un sentido de humanidad nunca antes visto y con una solidaridad al dolor humano inenarrable le dijo “vaaaaaaaya eso lo explica todo, tu desconcentración de la última semana, aquí tus asuntos personales no nos interesan así que ya lo sabes o levantas el negocio al que te cambio o hablaremos en otro tono”. Mi amigo estaba devastado, no era para menos pero le habían dejado claro el panorama. (Esta historia es real)
Una pregunta, ¿Será que el jefe de mi amigo es una especie de alienígena desensibilizado venido de otro planeta? ¿Será que no lo parió su mamá sino un Hada de cuento que lo eleva inmediatamente a una estirpe desconocida y superpoderosa revistiéndole de alguna especie de repelente holístico contra el comprender las situaciones de las personas que se dedican a ayudarle a lograr sus metas mensuales?
Los valores en el trabajo son los mismos que se practican en la vida y con los cuales se crece son los mismos a los que unos tuvieron acceso y otros no, la diferencia es que en la edad laboral un sinfín de universos diferentes convergen bajo un mismo techo, dicho de otra manera; seres humanos trabajando en el mismo lugar.
Una entrevista es suficiente para detectar perfectamente si un individuo es apto para tal posición? La respuesta es muy sencilla NO, de ninguna manera, ni cien entrevistas son suficientes porque a menos de que el candidato sea pasado por el polígrafo o sometido a alguna tortura medieval, el ser humano sacará a relucir su arsenal de armas para tratar de dejar la mejor impresión, pasará un arduo proceso de reclutamiento, exámenes psicométricos, de habilidad gerencial, de estilo de liderazgo, la decisión se someterá al juicio del consejo directivo y al final se decidirá si contratar o no contratar a un… adivinó usted; a un imperfecto, cambiante, y tremendamente falible ser humano.
Aquí viene una parte divertida, el curso de inducción a los valores de la empresa se encierran durante un día o dos, algunos hasta viajan a otro país a enterarse de los fantásticos valores que rigen el comportamiento de la empresa sale uno de los cursos con el pecho hinchado de orgullo, para no recordarlos claramente al día siguiente; pero no hay problema porque como estamos en un mundo en donde el desarrollo organizacional se impone, bastará con echarle un vistazo al bonito enmarcado colgado en la pared que hay en tu oficina en tu cubículo o en tu escritorio que compartes con otros tres compañeros para recordar quién eres y como debes comportarte dentro de las instalaciones de la empresa si señor!!!!!!!!!
Esto me hace recordar una graciosa anécdota, en una de las empresas que dirigí como encargado del departamento de RH los valores impresos y enmarcados estaban diseñados tan bonitos y con tonos tan delicados que no se alcanzaban a ver desde dos metros de distancia. Tenías que acercarte a treinta centímetros de distancia del cuadro para empezar a leer una bonita lista de valores que nunca pero nunca salvo muy contadas excepciones, se siguieron al pié de la letra. Como por ejemplo… en la posada general de navidad.
Recuerdo con una sonrisa en la cara (en este momento, porque en aquel momento estaba más que enojado) cuando como Director de RH de una importante empresa se me ocurrió comentarle a mi Director General de una manera muy profesional y políticamente correcta, eso que ni qué, que no compartía su opinión, en un punto de vista equis. En otras palabras , que no estaba de acuerdo con su posición ya que su decisión iba en contra del número uno de los valores de la compañía: RESPETO; a lo que él con un profesionalismo fuera de serie, con una diplomacia digna de un embajador de la paz, con una sabiduría acumulada por años de experiencias en su brillante carrera profesional me dijo “NO ME IMPORTA SI NO ESTAS DE ACUERDO, AQUÍ LA UNICA OPINION QUE VALE ES LA MIA PORQUE PARA ESO SOY EL DIRECTOR GENERAL Y SI NO ESTAS DE ACUERDO HAY CUATROCIENTOS COMO TU ESPERANDO TU PUESTO”
¡Qué tremenda lección de liderazgo! ¡Qué cátedra de empatía y respeto a la institucionalidad de los valores de la compañía me había dado mi director!
Con el ánimo en las nubes y con un sentimiento de pertenencia que no me cabía en el pecho me dirigí a mi oficina a seguir brindándome como siempre, (estoy siendo sarcástico).
Estos son solo dos ejemplos pudiera citar muchos más, historias realmente increíbles que me ha tocado vivir afortunadamente y me ha llevado a la conclusión de que los valores de las compañías son los que viven en cada conciencia, en cada familia que recibe a su familiar al terminar el turno y que irremediablemente tienen que ver en la compañía, estoy convencido que los valores aportados son innumerables, como innumerables son los mundos que cada ser humano agrega a la organización cuando es contratado; unos aportan muchos otros, no aportan ninguno.
Los niveles, los organigramas, (a ti que no te importe tu échale el organigrama encima o que para eso somos ejecutivos de alto nivel) los juegos de poder, los chismes, los dimes y diretes, los rumores, las reestructuraciones que tanto nos ponen a temblar, las dobles caras, las lambisconerías que tanto se dan en las empresas, las decisiones arbitrarias intramuros, la falta de comunicación de las élites son prácticas que han matado los valores en las compañías.
En una competencia tan, encarnizada en un ambiente en donde solo estas ahí para trabajar y nada más que trabajar, que de tomarte cinco minutos para conocer a tu vecino mejor ni hablamos menos de hacer amigos porque el trabajo no es para hacer amigos, (uno de mis tres mejores amigos lo conocí en el trabajo, nos hicimos compadres y ahora somos hermanos después de casi quince años así que no me digan que no se puede) en un escenario tan poco favorable; ¿Dónde están los valores?
Tuve la gran fortuna de trabajar para una empresa que en un momento entró en crisis las ventas no fueron de un año a otro lo que se esperaba, y todos temblábamos por la incertidumbre que nosotros mismos habíamos creado a base de rumores, chismes y diretes. El Dueño y presidente de la compañía, se enlazó por video conferencia con los directores a quienes yo pertenecía y con una valentía increíble, nos comunicó que de su empresa no se iba nadie, que el mensaje era que nadie iba a perder su trabajo costara lo que le costara, la decisión y el coraje de su determinación se podía percibir en su rostro mientras sus vicepresidentes nos miraban al otro lado de la pantalla con sonrisas de satisfacción. Hay empresas que pueden hacer esto y hay empresas que no, desgraciadamente los recortes de personal se dan como una peste y las desbandadas de seres humanos se dan diariamente de las compañías; pero hay una gran diferencia observar o no observar los valores de la empresa.
¿A qué me refiero con esto? A recordar siempre que la persona que perderá su trabajo es un ser humano no importa si este no fue lo suficientemente eficiente ante sus ojos o quizá usted tiene razones de peso para prescindir de sus servicios pero si la ley le dice que cumpla con el ¡hágalo! En el último momento de una relación laboral también se pueden recordar los tan ya sobados valores de la empresa, si hombre!, los más comunes RESPETO, TOLERANCIA, TRABAJO EN EQUIPO, LEALTAD, JUSTICIA y un largo etc.
¿Será solo que los valores valen solamente en el curso de inducción? ¿En la auditoría de certificación? ¿Cuando el dueño va a visitar las instalaciones y todos andan como cucarachas en quemazón arreglándolo todo solo por “encimita” para que se vea bonito?... ya sabe usted.
“Ten cuidado a quien pisas al subir, no vaya a ser que te lo encuentres al bajar”
Si ofendo a alguien con mis palabras no lo siento, incluso no me arrepiento; es más yo soy lo de menos… tus compañeros, tus colaboradores, ELLOS!!! SON LOS IMPORTANTES, tú mismo eres el importante, TU LIDERAZGO, tu CONGRUENCIA!!!
Por último recuerdo la vez en que en una junta directiva de esas muy interesantes y kilométricas en donde después de oír las intervenciones de los colegas un coordinador de desarrollo organizacional, sugirió agregar la palabra “congruencia” a los valores de la empresa; debo mencionar que esto sucedió en Marzo del 2010, acabo de enterarme que la propuesta sigue analizándose.
Siempre es tiempo… SIEMPRE.

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