El viento me acomoda el rostro aquí en Atoto,
y silva
canciones en palabras añejas.
aquí en mi
paraíso el tiempo es más glorioso,
porque
acaricia el alma, porque invita al reposo.
El pregón
que se pierde con el olor del alba,
la campana
que tiñe de llanto una oración;
despertador
de sueños, de cantos y canciones,
Donde
descansa el alma y la mujer es flor.
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