RECOMENDACIONES DE UN DESADAPATADO




Sí, porque no decirlo;  se debería erradicar la epidemia de la soledad, desarrollar una vacuna que la quite. Que elimine de una vez por todas, los espacios vacíos en medio de tantos abrazos.
La ciencia debería inventar una tinta indeleble, que sea sustituto de la sangre; para que cuando una mano sea estrechada, se quede para siempre la huella de la genuidad o  también,  de la hipocresía.
Prohibir en un sabio decreto las palabras lisonjeras, que hacen sonreír por fuera; pero que siembran tantas dudas dentro.
Derogar de una vez, las palabras no pensadas, las disculpas estúpidas, los perdones a destiempo.
Los choques de mejillas que acompañan tantos besos tirados al aire, los ¿cómo estás? que siempre quedan sin respuesta; porque esa respuesta nunca fue escuchada.
Reducir tantas explicaciones, aumentar drásticamente las verdades, o las mentiras, pero  dejar de callar y empezar a hablar.
Establecer diplomados de felicidad.
Maestrías con especialidad en sentimientos, para saber qué hacer con ellos.
Cursos de especialización para saber ver a los ojos.
Reivindicación de la emoción.
Seminarios que enseñen a llorar trescientos tipos de tristezas,  conferencias sobre como recordar  lo inolvidable. 

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